¡Hola!, os presento como todas las semanas mi entrada semanal. Esta semana escribiré sobre el efecto Pigmalión que me parece un tema muy interesante. El efecto Pigmalión, es un término utilizado en psicología y pedagogía para explicar el hecho de que las expectativas internas que tenemos sobre las personas, cosas o situaciones tienden a exteriorizarse en nuestro comportamiento. También es denominado como “profecía autocumplida”.
Este término proviene de la mitología griega, Pigmalión era un rey chipriota que cogió un bloque de piedra y comenzó a esculpir en él la figura de una mujer. Cada día le dedicaba parte de su tiempo hasta que, finalmente, se enamoró de ella. Pensaba que era la mujer más hermosa que había existido jamás. Cuanto más tiempo le dedicaba más se enamoraba de ella hasta tal punto que le pidió a los dioses que le dieran vida, lo hizo con tanto afán y deseo que finalmente los dioses le concedieron su deseo, la hicieron real.
Utilizando esta fábula acerca del efecto Pigmalión, Robert Rosenthal, psicólogo y profesor universitario, en 1966, gracias a ella dio nombre a sus investigaciones, que concluyen en la demostración de que en todo acto educativo existen perjuicios, predicciones, deseos o intencionalidades con respecto al resultado que pueden llegar a obtener los alumnos en el aula, y que éstas pueden llegar a influenciarles hasta el punto de convertirse en “profecías auto-cumplidas”. Por tanto, su experimento no fue otro que el de engañar a diversos docentes con respecto a las características de los alumnos.
Para este experimento el Dr. Rosenthal realizó a diferentes estudiantes un test de inteligencia, los cuales no llegó a evaluar. Para el experimento, la muestra fue aleatoria, cogiendo a veinte de los chicos. Posteriormente informó a los profesores de que comenzarían el curso con unos alumnos dotados de un CI superior. No debían engañarles su actitud torpe o ignorante, puesto que realmente eran alumnos muy cualificados.
A lo largo del curso, los profesores se volcaron en ellos presentándoles gran atención hasta tal punto que éstos “chicos comunes”, que no habían destacado nunca por sus logros académicos, avanzaron educativamente, se volvieron activos y trabajadores, mejoraron sus relaciones personales y su CI aumentó cuantitativamente.
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